¿Deberías, o no, hablar del Efecto Mandela con otros? ¿Cómo hacerlo?

Típico: comienzas a notar algunos cambios y de inmediato te surge un gran deseo de hablar del Efecto Mandela con tus amigos, familiares y personas cercanas. ¿Deberías hacerlo? Mi respuesta breve sería: Depende.

Keep Calm and ShhhSería mejor NO hablar del Efecto Mandela:

  • Si tu interés de contarle a otros sobre el E.M. es para validar tus recuerdos y hacerte sentir que no estás loco ni estás solo. Si no tienes confianza en ti mismo y en tus memorias, sólo vas a a reflejar esa inseguridad y seguramente los demás te ignorarán o rechazarán, y esa reacción sólo va a provocarte más conflictos, más inseguridad y menos confianza en tus propios recuerdos.
  • Si para ti descubrir el E.M. fue fascinante y sólo deseas sorprender a los demás con algo que les resulte increíble, NO, no deberías hablar de ello. No sabes cuál será la reacción de la gente ante este fenómeno, para muchos puede ser estresante e incómodo y podrías llevarlos por un camino que realmente no hubieran querido seguir.
  • Si sólo buscas poner a prueba la capacidad de la gente de observar su entorno, poner atención y notar cuando algo cambia, como para exponerlos y mostrarles «lo mal que están»; o peor aún, si crees que eres más que ellos porque tú sí notas cambios y ellos no, entonces NO, definitivamente NO lo hagas. A nadie le gusta que le digan que está mal, sobre todo cuando no lo está: Ver el E.M. no tiene nada de especial, no te hace superior ni hace inferiores a los demás; aquí nadie está bien ni mal, simplemente hay gente que se ve afectada y nota los cambios y gente que no. Pensar que quien no ve ningún cambio está mal o tiene algún problema, es tan estúpido y fuera de lugar como los comentarios de quienes niegan el efecto y lo tratan de explicar como «mala memoria».

 

Hablar del Efecto MandelaPero podrías SÍ hablar del Efecto Mandela:

  • Si conoces a la persona a quien se lo vas a platicar y sabes que podría interesarse por un tema tan complejo como este. Cuando compartes intereses con alguien, es más fácil darte cuenta qué tan abierto o no, es para recibir nueva información que pueda poner en duda sus propias creencias.
  • Si piensas que estar en conocimiento del fenómeno podría generar un cambio positivo en la persona. Quizás lo veas como una buena forma de valorar la vida, de crecer espiritualmente, de elevar la consciencia, de acercarse al ser superior en el que creas, de crear y modificar la realidad como la deseas o cualquier otra forma de trascender; y pienses que a esa persona le puede hacer bien ese crecimiento, entonces , dile del E.M.
  • Si piensas que estar al tanto del E.M. puede generar que la gente esté más al pendiente de su entorno y por tanto tome mejores decisiones sobre su propia vida y sobre su interacción con los demás. La mayoría de nuestras conductas y acciones son inconscientes, actuamos sin pensar ni en las razones ni las consecuencias; estar al tanto del E.M. puede poner a una persona en alerta del mundo y de sí mismo, salirse del «modo automático» y no sólo estar vivo sino verdaderamente tratar de disfrutar la vida y vivir feliz.
  • Si esa persona ha pasado por cambios y cosas extrañas en su vida, que no entiende, y que le provocan conflicto; y sabes que de alguna manera conocer sobre este fenómeno podría ayudarle a encontrar una explicación que le ayude a superar esos hechos y seguir adelante; entonces SÍ, definitivamente sí deberías intentar hablar del Efecto Mandela.
  • Si crees que esto es parte de un movimiento mundial de cambio de consciencia, elevación de nuestra frecuencia de vibración y crecimiento espiritual y quieres que tus seres queridos vivan también ese crecimiento.
  • Yo en lo particular, además de estos puntos, creo que todos deberían estar al tanto de que esto está sucediendo porque muy seguramente vendrán cambios más fuertes, radicales y quizás hasta peligrosos, y entre mejor estemos informados sobre esto, estaremos mejor preparados para enfrentar lo que venga.

Si después de evaluarlo decides que quieres contarle a alguien sobre el Efecto Mandela, te sugiero no comenzar presentando las cosas que están cambiadas, o con un cuestionario de «¿cómo recuerdas esto? ¿y esto?» para luego, si su recuerdo no corresponde con la realidad, decirle que «está equivocado», que las cosas siempre han sido de otro modo y presentarle cómo son en realidad. Esta es la forma como la mayoría de la gente busca «despertar» a otros, pero en la mayoría de los casos no suele dar buenos resultados.

Meme - No te entiendoHe leído y escuchado cientos de historias sobre gente que hace pequeños cuestionarios con algunos Efectos Mandela y los presenta a otros sin explicarles nada del fenómeno, sólo con preguntas como «¿Recuerdas tal cosa? ¿Cómo es? ¿Cómo lo dibujarías? ¿Cómo se escribe? Elige entre estos 2, ¿es así o así?», y una vez que terminan, le dicen a la gente si sus recuerdos coinciden o no con la realidad.

  • La mayoría de las veces la gente que responde entra en un estado de desconfianza e inseguridad y se ponen a la defensiva, y aún cuando todas sus respuestas sean distintas a como existen las cosas en la realidad, encuentran la forma de explicarlo, se bloquean, se retractan de sus propios recuerdos y hasta se enojan con quien les está preguntando.

Y eso sólo consigue que la gente no sólo NO entienda nada del E.M. sino además le pongan calificativos negativos y hagan por completo a un lado a quien habla de eso. Y es normal: la gente no quiere exponerse ni mostrarse vulnerable, mucho menos se siente cómoda con que le digan que está equivocada o que tiene «mala memoria» o «poca atención». Esto es un mecanismo normal de defensa que tiene la mente, como cuando prepara al cuerpo para responder ante un ataque: si por algún motivo percibe una amenaza, segrega adrenalina, pone los músculos en tensión, se pone en estado de defensa, protección y supervivencia, y básicamente bloquea la mente consciente y prepara al inconsciente para actuar, para responder sin razonar; y con el E.M. lo que queremos es justamente lo contrario, que razone, que cuestione, que entienda, que se salga del modo inconsciente y automático y esté del todo en el modo consciente y atento.

Por eso, en mi opinión, la mejor forma de hablar del Efecto Mandela es con la siguiente metodología:

  • Presentar a la gente una breve introducción, algo con lo que se puedan interesar.
  • Explicar en general el fenómeno.
  • Presentar una posible explicación (con la que más te identifiques).
  • Luego decir que tú lo has experimentado, contar brevemente tu propia experiencia.
  • Y hasta después de eso ya es posible hablar de cambios; primero presentando algunos que la gente dice pero con los que tú no te relaciones, e ir poco a poco mostrando otros que sí te toquen, hasta llegar a algo con lo que creas esa persona sí se pueda identificar plenamente o al menos le genere dudas.
  • Es entonces que sí puedes ya hacer cualquier cuestionario y directamente preguntar sobre cómo recuerda tal o cual cosa, pues para este momento la persona estará mucho más abierta y dispuesta a compartir sus propias experiencias. Y seguramente después de eso, sin importar qué tan profundamente afectada esté esa persona, o si el fenómeno no la ha afectado para nada, podrás retomar el tema posteriormente sin que le resulte molesto o incómodo.

Yo en lo personal lo he expuesto de ese modo a varias personas -hasta junio de 2017, han sido más de 20- y hasta ahora no he sufrido ningún rechazo total de ninguna persona, ni se han enojado conmigo ni me han dicho que estoy loco -bueno, tal vez lo han pensado, pero no me lo han dicho, jeje-. De hecho ha sucedido todo lo contrario: he logrado hacer que la gente vea el Efecto Mandela, y he podido sembrar en varias personas esa semilla de la duda que hace que se cuestionen la realidad y busquen respuestas permanentemente, y que entren en ese estado de total atención a lo que les rodea, lo que sin duda activa la mente y la saca del «modo automático». De hecho, algunas de esas personas se han interesado tanto, que de algún modo han estado colaborando para este sitio enviando evidencias que van descubriendo.

PlaticandoEl inconveniente que tiene esta forma de abordarlo es que requiere mucho -pero de verdad mucho- tiempo, no es una conversación que puedas tener en 5 o 10 minutos, así que debes ser selectivo de con quién lo platicas y elegir bien el momento y el lugar, para poder abordar el tema a fondo. En mis experiencias, exponer lo mejor posible el tema me ha tomado entre 3 y 5 horas, y varias horas más de pláticas posteriores sobre nuevos efectos, o cuando algo que sucede da pie a hablar del Efecto Mandela. También he tratado de explicarlo lo más breve posible y sin tantos detalles, pero aún así me ha tomado más de una hora explicar sólo el concepto, teorías básicas y mínimos ejemplos. Sí, es mucho tiempo, pero meses de investigación no se pueden resumir en unos cuantos minutos; además, creo que ha valido la pena.

Por eso creo que es una mala estrategia eso de abordar a la gente en la calle y tratar de hablarle de esto, sobre todo porque no todas las personas están preparadas: cualquiera podría entender y recibir el tema, pero hay que prepararlas previamente.

Si de algo sirve, te comparto un ejemplo de cómo más o menos llevo la conversación cuando expongo el tema a alguien, y ya de ahí podrás avanzar por tu cuenta, o encontrar tus propias formas. La idea es que si vas a platicar de esto no recibas de inmediato rechazos ni malos comentarios, ni hacer que la gente se vaya o se asuste, sino lograr que al menos tus ideas se escuchen y de algún modo no te vean como que te falta un tornillo.

«Te voy a contar de algo increíble y sorprendente que parece salido de la Ciencia Ficción pero está pasando en la realidad. Desde hace un tiempo se está presentando un extraño fenómeno alrededor del Mundo en el que mucha gente tiene firmes y claros recuerdos de cosas que, al revisar la realidad y la historia, no son y nunca han sido de la forma que lo recuerdan, como si hubieran sido cambiados, pero no es que los hayan cambiado, es que nunca han sido como se recuerdan».

Y presentas un hipotético ejemplo:

«Es como si un día sales y ves que el nombre de la calle donde has vivido los últimos 15 años está diferente. Tu calle la conoces bien, sabes el nombre, lo has escrito y dicho muchas veces, es imposible que de ser «Juan» de pronto sea «José», así, de la nada. Lo investigas y ves que siempre se ha llamado «José»; revisas tus comprobantes de domicilio, tu correspondencia antigua, y todo dice «José», y tú no sabes cómo o por qué recuerdas que tu calle se llama «Juan». Hasta que encuentras otros vecinos que también lo recuerdan así, a quienes también los tiene muy confundidos el ver que dice otro nombre, y en ese momento sabes que no lo inventaste ni estás loco; y hasta llegas a encontrar otras referencias, como una invitación a un evento que hubo ahí, en las que dice justo ese nombre que tú recuerdas, y te das cuenta de que no tiene sentido que alguien haya puesto ese nombre si se supone que ni la calle ni el personaje que le dio nombre son, ni nunca han sido, «Juan», como lo recuerdan tanto tú como otras personas. ¿De dónde podría venir ese recuerdo «falso»?

Explicas y describes:

«Pues más o menos así está pasando en el Mundo. A este fenómeno se le ha dado en llamar «El Efecto Mandela» porque una de las primeras cosas que se recuerdan distintas es la muerte de Mandela….», y le das una breve explicación sobre eso. «Y no se sabe bien cómo, o por qué está sucediendo; hay muchas teorías, pero a mí me parece que debe estar pasando porque…», y ofreces una, varias, todas las teorías que sepas o la tuya.

Entonces expones tus propias vivencias:

«Yo supe de esto hace tanto tiempo y me pasó así…». Hablas sobre algunos cambios que has notado, y a partir de ahí ya puedes involucrar a la persona. «Esto, por ejemplo, yo lo recuerdo así, y resulta que es de este modo. ¿Tú cómo lo recuerdas?… Ah, qué interesante, porque mucha gente dice que…», y no calificas como correcta o incorrecta su respuesta, simplemente le dices cómo es la realidad actual. Así vas hablando de más y más cambios, pero poco a poco y comenzando por cosas que creas más o menos universales, no te enfoques en algo que quizás sólo tú podrías haber notado. Y de ese modo lograrás involucrar a esa persona, interesarla, intrigarla, y quizás incluso llegue a comentar sobre alguna experiencia personal que haya vivido.

Esa es la forma general de hablar sobre el Efecto Mandela que más me ha funcionado. Porque como lo decía en la página de inicio: a nadie se le puede hacer ver lo que es el E.M., tienen que experimentarlo por su cuenta para entenderlo al 100%; y si al iniciar la plática generas que se ponga a la defensiva y no quiera ni siquiera lo que le digas, aunque lo llegue a vivir, no tendrá la disposición de abrir su mente a las posibilidades.

Lo más importante de esto es que siempre recuerdes: todas las memorias de la gente son igualmente válidas, sean o no iguales a las tuyas; no descalifiques a nadie.

Encuentra tu propia forma de exponer el tema, y si gustas, comparte en los comentarios tu metodología, tus experiencias y resultados. Seguramente será información muy valiosa para otras personas que también están viviendo el fenómeno y no saben cómo hablar de esto con sus seres queridos.

Si llegaste directo aquí pero no has leído toda la primera parte del sitio, te recomiendo hacerlo antes de seguir avanzando, para entender al 100% de qué se trata el Efecto Mandela y todos los conceptos relacionados.

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