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FAQ (Frequently Asked Questions) – Preguntas sobre el Efecto Mandela

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Como ya he comentado, este tema es tan amplio que hay muchas cosas que quizás pudieron no quedar tan claras, o que faltó explicarlas un poco más. En este espacio encontrarás preguntas sobre el Efecto Mandela que quedaron sin resolver en el resto del sitio, o que han llegado a través de comentarios, o que van surgiendo conforme el fenómeno se va haciendo más y más conocido y tal vez más complejo.

IMPORTANTE: Si llegaste directo a esta sección y no has leído nada más de este sitio, te recomiendo dar click aquí para ir a la Página de Inicio y comenzar desde el principio, para que te puedas adentrar de una mejor forma en este fenómeno.

Si después de leer todo lo demás de la página algo no te quedó claro, y aquí tampoco encontraste lo que buscabas, envía un mail con tus dudas e inquietudes sobre el Efecto Mandela; la respuesta llegará por correo, o será incluida en esta sección.

 

El Efecto Mandela es una tontería de gente con mala memoria.

 

Tengo una sección al respecto, pero agregaré otro pequeño ejemplo para que se entienda un poco más el tema. Haz este rápido ejercicio conmigo para probar tu memoria:

-> Piensa en toda tu vida escolar y trata de recordar a todos y cada uno de los compañeros de escuela que tuviste en cada clase.

¿Lo lograste? Si tuviste una vida escolar más o menos común, donde cambias de compañeros cada año y cada escuela en la que estás, es casi seguro que no podrías mencionarlos a todos; habrás recordado a algunos, pero estoy seguro de que te faltaron muchos. Eso podría considerarse como mala memoria, pero tiene más que ver con olvidos normales que el paso del tiempo provoca en la mente . Y es que a menos que hayas convivido siempre con las mismas personas, todas esas caras y nombres son mucha información que no dejó huellas muy profundas en la mente, y fácilmente se va perdiendo o se borra del todo.

-> Ahora trata de recordar sólo el nombre de tus mejores amigos en cada escuela en las que has estado.

¿Fue más fácil? Sí, seguramente puedes hacerlo con mayor facilidad, y a menos que hayas tenido muchísimos mejores amigos, lo más probable es que los recuerdes a todos, o del 100% de ellos a lo mucho habrás olvidado 1 o 2. Eso pasa porque las vivencias compartidas dejan recuerdos más permanentes, pues cuando las sensaciones y emociones son más fuertes, generan mayores conexiones neuronales (mayor sinapsis neuronal), y por lo mismo dejan mayor huella en la memoria y crean recuerdos más sólidos.

-> Por último, piensa en todas las escuelas en las que estuviste y trata de recordar sus nombres.

¿Las recuerdas? Estoy seguro de que aunque hayas ido a muchas las puedes recordar todas con claridad (a menos que hayan sido decenas o cientos, lo cual es muy poco probable por más que te hayas mudado mucho o te hayan expulsado de todas). Aún si ya pasaron los años podrías decir con total seguridad y sin temor a equivocarte el nombre de todas tus escuelas, ¿cierto? Eso pasa porque parte de tu vida estuvo ahí; porque tuviste muchas y muy distintas vivencias, tanto agradables como desagradables; porque hiciste amigos; porque generaste conocimiento y aprendiste cosas; y al final, porque todo eso genera conexiones neuronales tan fuertes que hacen que los recuerdos sean muy firmes, muy claros y muy marcados, y casi están tatuados en tu mente. No es posible que recuerdes mal o que olvides cosas así.

De eso se trata el Efecto Mandela, no de enfocarse en las cosas más pequeñas, más insignificantes, que dejan menos huellas mentales y pueden provocar fallos de la memoria, sino de estar atento a todos esos recuerdos que están grabados muy firmemente en tu mente y que estás 100% de que no podrías recordar mal ni equivocarte.

Y esos recuerdos son totalmente personales, porque la forma como tu cerebro registró y almacenó algo, nunca será igual a como la registraron los demás; por eso, lo que para ti pueda ser un gran e impactante cambio, para otros puede ser un cambio menor, o incluso pueden no verlo cambiado.

En el fondo, el Efecto Mandela no sólo es recordar las cosas, sino vivirlas y sentirlas como parte de ti mismo; y al notar que ese tipo de memorias no coinciden con la realidad que te rodea es cuando te das cuenta de verdad que algo está pasando.

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Mis recuerdos no coinciden con «la realidad»… ¿Estoy alucinando? ¿Estoy loco?

 

No, no te preocupes, definitivamente no estás loco ni estás alucinando. Es verdad, puede ser muy sorprendente e impactante descubrir que estás experimentando el Efecto Mandela; y como el pensar que la realidad pueda estar cambiando de un momento a otro se sale de toda posibilidad lógica, para tranquilizarte, tu cerebro buscará la explicación que menos estrés le provoque, que curiosamente puede ser una que también cause estrés, aunque diferente, y es que te hará creer que hay una falla en tu cabeza o estás enfermo.

Pero no, no estamos hablando de gente con problemas mentales: quienes experimentamos el fenómeno gozamos de perfecta salud mental. Pensar lo contrario sería suponer que casi de la noche a la mañana miles o millones de personas alrededor del Mundo «nos volvimos locos» y nos “contagiamos” de la misma locura; como sucede en cualquier película de apocalipsis Zombie en la que un virus se esparce sin control y millones se contagian. No, no es así.

Por otro lado, aunque la mente puede confundir la imaginación con la memoria, en la mayoría de los casos tú sabes perfectamente lo que recuerdas y el por qué lo recuerdas, y sabes que no lo inventaste ni lo imaginaste. Y aún si consideramos la posibilidad de que lo hubieras alucinado, ¿no es muy curioso que tus alucinaciones sean compartidas por muchas otras personas con las cuales ni siquiera has tenido contacto, y que quizás no tengan nada en común contigo, salvo esa memoria compartida? Si sólo algunos recuerdan algo, puede ser casualidad, pero cuando miles o cientos de miles recuerdan lo mismo, deja de tener una explicación simplista como la casualidad o el inconsciente colectivo.

Y de nuevo, aunque sigamos considerando la posibilidad de que quienes vemos los cambios estamos locos, ¿cómo explicar la gran cantidad de Evidencia Residual existente? ¿Por qué nadie señaló en su momento el «error» y que tal o cual cosa no reflejaba «la realidad»? ¿Por qué no se consideró a todas las personas que generaron esas evidencias como locos o de mala memoria? Simplemente porque en ese momento, esa evidencia sí reflejaba la realidad existente.

Por tanto, no, no hay nada malo en ti, nada de alucinaciones o locura; esto es real.

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El Efecto Mandela es sólo sugestión colectiva.

 

Es una posible explicación para algunos de los cambios, pero difícil de sustentar al pensar en el fenómeno completo. Quizás hay algunos casos en los que por tanto leer algo descrito de una forma, o ver algo que te muestran, o de tantas cosas que se dicen, terminas pensando que así debería ser, aunque en realidad no lo recuerdes bien. Eso es cierto, pero ¿cómo es posible que miles de personas tengan los mismos recuerdos sobre algo, incluso con detalles específicos, aún sin haber sido expuestos a ninguna información previa sobre eso?

Muchas veces sucede que le preguntas a una persona sobre algo, y sin influenciarla en ningún sentido, ni plantearle posibilidades ni opciones, resulta que su recuerdo coincide plenamente con el tuyo; y al mostrarle que eso no corresponde con «la realidad», la persona suele quedar sorprendida y desconcertada. Eso no refleja una sugestión.

Además, una vez que conoces sobre el E.M. entras en un estado de Hiperatención o Hiperalerta (hyper awareness) donde comienzas a prestarle verdadera atención al mundo que te rodea, y entonces logras descubrir muchos cambios por tu propia cuenta, sin que nadie te los haya mencionado, sin que nadie te haya influenciado o sugestionado para descubrirlos. Yo he notado muchos cambios de los cuales nadie ha dicho nada, y sí, he hecho ese ejercicio de comparar mis recuerdos con los de otros, sin influenciarlos para nada, y he encontrado que mucha gente coincide sin que sea sugestionada.

Entonces, no, esa tampoco es la explicación para este fenómeno.

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El Efecto Mandela es solo falta de atención y juegos de la mente.

 

Es cierto que la mayor parte del tiempo vamos por la vida sin poner mucha atención a lo que nos rodea, y menos a los pequeños detalles; ya sea porque vamos concentrados pensando en otras cosas que ocupan nuestro día a día, o simplemente porque al cerebro le cuesta trabajo procesar toda la información que recibe y, para no saturarse, bloquea ciertos estímulos y sólo se concentra en otros.

Y sí, también es verdad que la mente puede ser muy traicionera y trabaja de formas curiosas que pueden confundirnos. Un ejemplo puede ser que si a alguien le presentas 3 puntos separados, uno arriba y dos abajo, la mente asocia de inmediato los puntos y llena los espacios, formando líneas que no existen y haciendo que la persona vea más allá de sólo 3 puntos. Y si después les preguntas qué les mostraste, muy probablemente dirán con toda seguridad que era un triángulo, o quizás alguno podrá asegurar que era una pirámide, generando en su mente una figura cuando en realidad sólo eran 3 puntos separados.

Todo eso es verdad, y sí, muchas veces al observar un cambio podría ser simplemente que no pusimos atención a algo, o que la mente nos engaña. Sin embargo, la generalidad de los cambios asociados con el Efecto Mandela no funcionan así, ni pueden explicarse de esa forma.

Primero, por lo que ya decía, que hay recuerdos tan importantes y cercanos a nosotros que dejan una clara huella en la mente. Y segundo porque una vez que despiertas al Efecto Mandela y te encuentras en estado de Hiper Atención, observas, escuchas y analizas con cuidado todo, por lo que es difícil no haber puesto atención o dejarse engañar por la mente. Además, esto no se queda en algo que hayas visto hace años y que quizás tu recuerdo no sea tan claro, sino que alcanza a cosas que hace poco analizaste y que es casi imposible no haber visto bien.

Sí, en ocasiones sucede que justo aquellas cosas a las que más les estás prestando atención, que has observado y estudiado con mayor calma e interés, cambian una o dos veces después de haberlas comenzado a estudiar. Este tipo de cambios los he vivido en al menos 3 ocasiones, y no con mínimos detalles sino con cosas muy notorias, y cuando te pasa eso te das cuenta de que sin duda esto no es cosa de tu mente.

Pero vamos a suponer que así fuera, que la mente haga de las suyas aún cuando ya estás en Hiper Atención y te engañe, lo que realmente terminaría por comprobar que no se trata de cuestiones de atención o procesos mentales sería toda la Evidencia Residual que se puede encontrar, misma que proviene de muy distintas personas, lugares y tiempos, que no coincide con la realidad y respalda tus recuerdos, y que evidentemente no es un truco de tu mente.

Entonces, podrá haber algunos casos así, pero al final podemos descartar este argumento como la explicación al Efecto Mandela como fenómeno.

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El Efecto Mandela es una Teoría de Conspiración.

 

No, definitivamente no lo es. Podríamos aceptar que comparte algunas de sus características, pero hay una en particular que lo hace muy especial y diferente.

Si tuviéramos que enlistar las principales características de una Teoría de Conspiración, podrían ser:

  • Sólo algunas personas están al tanto de ella.
  • Tiene muchos argumentos que la componen, tanto a favor como en contra.
  • Por lo mismo, tiene mucha gente que la difunde y defiende, y mucha gente que la niega y la ataca.
  • Implica un cierto grado de misterio, de información secreta, de grupos de poder involucrados.
  • No se puede comprobar, pero de alguna manera tampoco se puede negar del todo.
  • No existe información oficial al respecto, y todo lo que se dice son rumores, especulaciones, suposiciones y teorías.

Hasta este punto, sí, de algún modo se puede incluir al Efecto Mandela dentro de esas características, y si no investigas más allá posiblemente lo terminarías por catalogar como una más de tantas Teorías de Conspiración que existen. Sobre todo porque, aunque ya se está dando más a conocer, difícilmente verás algo sobre este fenómeno en los medios masivos de comunicación; y si acaso lo llegan a mostrar, siempre será en tono de burla, de chiste y descalificación, como lo hacen con cualquier cosa que no entienden o que pone en riesgo sus creencias o sus agendas.

Ahora, he aquí el punto más relevante: la base de toda teoría de conspiración es la fe: creer o NO creer en lo que te digan. Te pueden presentan muchos “hechos”, “pruebas” y “testimonios”, y pueden sonar muy convincentes, y los argumentos pueden ser muy sólidos; pero al final, realmente nunca sabrás si todo eso es verdad y sólo podrás decidir si lo crees o no, así que tendrás que estar a favor o en contra sin poder comprobar por tu cuenta cuál es «la verdad».

En cambio, el Efecto Mandela tiene esa característica que mencionaba, que lo hace único y lo aleja de cualquier Teoría de Conspiración: esto es algo de lo que nadie te puede convencer, sino que lo vives y lo experimentas en persona; no se basa en información externa sino en la que existe dentro de ti, y no tienes que creerle o no a nadie más que a ti mismo y a tus propios recuerdos.

Entonces, a diferencia de una Teoría de Conspiración, el E.M. sí puedes comprobarlo por tu cuenta, y sólo así puedes conocer «la verdad». Aunque después de que pasas ese punto de haberlo vivido y comprobado, regresas a otro punto en el que de nuevo se parece a una Teoría de Conspiración: al tratar de difundirlo y defenderlo, la mayoría de la gente dirá que estás loco, que no sabes de lo que hablas y que son tonterías, porque aunque lo hayas comprobado para ti, no es fácil probarlo hacia los demás.

Aquí cabe una aclaración: Mi intención con este sitio –como la de muchos que están hablando sobre el efecto– no es tener la razón, ni que me creas, sino exponer lo que está pasando y tratar de encontrarle una explicación. No se trata de convencerte de absolutamente nada, sino de darte toda la información posible para que entiendas esto, y que tú veas por ti mismo si lo vives, si te identificas o no, y si le das al menos el beneficio de la duda.

Aún así, tal ves sí podría llegar a convencerte de la veracidad del fenómeno: si al leer todo esto llegas a entenderlo y quedas abierto a las posibilidades, entonces será posible que lo vivas, y que llegues a encontrar un efecto que sea detonador, algo especial, algo tan cercano a ti que, al notarlo diferente a como lo recuerdas, sea impactante y te estremezca desde la punta del cabello hasta lo más profundo de tu mente. Una Teoría de Conspiración en general no es capaz de lograr eso, por muy real y convincente que parezca.

Además el E.M. está en constante desarrollo y crecimiento, y si mi teoría del cómo y por qué está sucediendo es cierta cada vez afectará a más y más personas, lo que no suele suceder con las Teorías de Conspiración, que usualmente aparecen, se difunden, y se estancan y permanecer con más o menos los mismos argumentos por muchos años, con poca o hasta nula actualización.

Espero que haya quedado claro por qué no se puede considerar al E.M. como una Teoría de Conspiración. Aunque eso sí, tiene algunos puntos de contacto con varias de las más famosas, desde la existencia de los Extraterrestres o los Illuminati, hasta el asesinato de JFK o el ataque a las Torres Gemelas del 9/11. Pero todo eso lo explico en otros espacios.

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El Efecto Mandela es un «Hoax», un engaño o noticia falsa de Internet.

 

En esta época en la que las Redes Sociales se han convertido en un campo fértil para difundir lo que sea, y en que el Internet se ha convertido en una de las principales fuentes de información, es muy común que se propaguen rumores, notas falsas y tonterías sin sentido, y se hagan pasar como reales.

Estamos viviendo el boom de las llamadas Fake News, y es una práctica tan adoptada que es muy fácil pensar que en el caso del Efecto Mandela sucede lo mismo. Pero no, definitivamente no lo es, esto es 100% real.

Sin embargo, la gente que piensa que es un «Hoax» (un engaño), lo dicen porque apenas se quedaron en la orilla del lago en este tema, lo vieron por fuera, escucharon una o dos cosas y, como no se identificaron con lo que la gente decía, pensaron que era uno más de tantos engaños del Internet.

Yo invitaría a todas esas personas a que, si de verdad quieren conocer el fenómeno, se adentren de lleno y lo investiguen a fondo; porque seguramente después de ver toda la información y las evidencias, aún si no se llegan a identificar con ningún cambio señalado, van a darse cuenta de que algo está pasando, aunque no sepan qué, y les costará trabajo sostener que no es al menos algo interesante, digno de darle seguimiento y que tiene suficientes argumentos válidos como para no ser considerado como un engaño más.

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El Efecto Mandela fue creado por los Illuminati, manipulando Google.

 

Hay gente que niega el fenómeno diciendo que nos dejamos engañar por lo que vemos en Internet; que Google, en complicidad con “los dueños del mundo” (los Illuminati, o quien sea en quien se piense que tiene el control) ha manipulado toda la información y la ha puesto distinta a como la recordamos, que están mostrando resultados de imágenes y videos alterados, pero que en el fondo nada ha cambiado y todo sigue igual, que sólo nos están confundiendo.

Estas personas lamentablemente se han quedado sólo en los efectos más superficiales, que posiblemente podrían llegar a explicarse de ese modo: la información digital es potencialmente fácil de modificar, aún si se trata de toda la historia del mundo y de la humanidad. Pero cuando te adentras un poco más en el tema, te das cuenta de que hay cosas que simplemente no se pueden cambiar de modo, cosas en tu entorno físico que aparecen, desaparecen o cambian de pronto y casi ante tus ojos.

Al investigar te das cuenta de que hay cosas físicas que puedes haber tenido guardadas por años, y que al sacarlas de nuevo están diferentes a como las recordabas. Y no, no es simplemente que por estar guardadas no las recordabas bien, pues sucede que algunas veces esas mismas cosas cambian una segunda vez, es decir, las sacas, las revisas, las estudias y las notas cambiadas, y poco tiempo después las retomas y notas que han cambiado nuevamente.

Si el mundo existe como se supone que existe, eso es algo que ni Google ni ninguna secreta secta dominante del mundo podría hacer, a menos que planearan entrar a tu casa y tomar justo ese elemento y sutituirlo por otro, cosa que veo poco menos que imposible. En todo caso, eso sí podría lograrse si pensamos en una Teoría como la de la Realidad Simulada, que la Matrix en la que posiblemente vivamos cambie las cosas a su propia voluntad sin que lo notemos; pero eso es para otro espacio.

¿Cómo explicar entonces que el viejo Globo Terráqueo que guardas desde tu infancia, hoy luzca diferente a como recuerdas el Mundo? ¿Cómo pudo Google modificar esa vieja enciclopedia que tienes en el librero desde hace años, para mostrar cosas que antes no estaban ahí? ¿Cómo podrían los Illuminati entrar al baúl de recuerdos de alguien y alterar sus fotografías sobre un importante evento en su vida, de modo que muestren algo que no coincide con su recuerdo, ni el de toda su familia?

No, el Efecto Mandela no lo está creando Google tratando de engañarnos.

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¿Qué recuerdos pueden convertirse en un Efecto Mandela?

 

Cualquiera, mientras sea un vivo y sólido recuerdo para ti, cualquier cosa te podría provocar un Efecto Mandela.

Lo importante es tomar en cuenta 2 factores:

  • Lo que para ti puede ser un Efecto Mandela puede no serlo para los demás, aunque hayan estado en el mismo lugar y el mismo momento al que se refiere ese recuerdo.
  • No hay recuerdos más importantes que otros, al ser un fenómeno personal, prácticamente lo que sea podría generar un Efecto Mandela; y lo que para otros puede ser insignificante, para ti puede ser muy grande y relevante.

Vamos a suponer que estás platicando con tus primos de un viaje que hicieron hace tiempo a la playa, y les comentas de ese pescado tan sabroso que comieron; y de pronto te sorprenden al decir que no fue pescado, sino que fueron camarones.

Tú estás 100% seguro de tu recuerdo porque por alguna razón dejó una sólida huella: por ejemplo, que te lastimaste la lengua con una espina y se te quedó lastimada por un tiempo; o porque al comer eso, tu cerebro conectó con algún otro recuerdo, como un viaje previo donde habías comido lo mismo; o platicaron de algo que fue trascendente y por eso se te grabó en la mente muy bien que comías pescado; en fin, por alguna razón en tu mente se formó un firme recuerdo y tú estás muy seguro de eso.

¿Acaso ellos lo estarían recordando mal? No necesariamente: Puede ser que para ellos haya sido un momento cualquiera y no lo recuerden bien; pero también puede suceder que para ellos también sea un firme recuerdo, que pasaran por una experiencia personal similar a la tuya donde conectaron con algo tan profundo que les dejó una firme y sólida memoria, y están tan seguros como tú de cómo fue ese viaje. ¿Es esto posible, que tengan recuerdos tan sólidos y a la vez tan distintos? Sí, es muy posible.

Y ahora imagina que al revisar las fotos del viaje, observas que se ve claramente que están comiendo camarones. Eso de alguna manera les daría la razón a tus primos, y ante ellos tú estarías recordando mal, pero tú estás 100% seguro lo que recuerdas… ¿Cómo te sentirías? ¿Cómo lo explicarías? ¿Cómo sería posible que ellos, que estuvieron en el mismo lugar y tiempo, recuerden algo que sí coincida con la realidad y tú no? Esas son algunas de las situaciones que pueden suceder con este extraño fenómeno.

Por eso es importante ser muy honesto y autocrítico, y preguntarte de verdad qué tan seguro estás de tu recuerdo sobre algo; y si existe la más mínima posibilidad de duda, aceptarlo abiertamente y contemplar la posibilidad de que no todo es un Efecto Mandela, que a veces sí puede ser mala memoria o error de percepción. Pero si estás verdaderamente seguro, podrías investigar si hay más gente que comparte tus recuerdos o si hay alguna evidencia que lo respalde.

Eso sí, te adelanto que en un caso como el del ejemplo, eso sólo te serviría como para reafirmarte a ti mismo que sí recuerdas eso, ya que si ellos están tan igualmente seguros de su memoria, y la realidad actual los respalda, por más evidencia que les muestres, sería difícil hacerles entender que tu recuerdo es igualmente válido, a menos que tengan la mente tan dispuesta como para estar abiertos a ese argumento.

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¿El Efecto Mandela tiene algo que ver con la edad de las personas?

 

En muchos videos que hablan sobre el Efecto Mandela y en algunas de las publicaciones que he hecho, he visto diversos comentarios de gente que pone cosas como: «Tengo X número de años y eso siempre ha sido como es, no ha cambiado». Y lamentablemente, provienen de gente que no ha entendido bien el fenómeno.

No, no hay edad para experimentar el Efecto Mandela, y no por ser más viejo o más joven se está más o menos expuesto a vivirlo. Sí influye que al tener una mayor edad se han tenido más vivencias, experiencias y recuerdos, eso es obvio; pero las cosas técnicamente pueden cambiar de un día para otro, así que un niño de 8 años podría notar un día que su personaje favorito de las caricaturas está diferente, y al ser su favorito lo conoce tan bien que no tendría ninguna duda en señalar que ha cambiado, si es que llega a notarlo.

Sin embargo, en mi opinión los niños están más abiertos a la transformación, y quizás aunque sí se diera cuenta de ese cambio, no le causaría conflicto, casi seguro lo vería como algo natural, como que lo dibujaron diferente, y simplemente lo aceptaría sin cuestionar más allá. Los adultos también lo hacemos, pero casi siempre es en otro sentido: aceptamos el cambio con facilidad por estar más enfocados en otras cosas, porque no le prestamos suficiente atención ni le damos importancia a muchas cosas.

Pero regresando a los comentarios que decía, en ese tipo de casos, nada tiene que ver la edad, al menos de acuerdo con mi teoría, pues nuestras consciencias provienen de diferentes Dimensiones, y están en constante transformación. Así que al tener 2 personas de la misma edad, la consciencia de una puede ser originaria de alguna lejana Dimensión (y para esa persona quizás las cosas habrán cambiado), mientras la de la otra puede ser nativa de la actual Dimensión (y para esa persona las cosas estarán igual que siempre). Esto se puede relacionar con el ejemplo que puse unas preguntas más arriba de los primos y el viaje.

Por esa misma razón, los conceptos de «nunca» o «siempre», sólo se deben usar al hablar de las experiencias personales, y en lugar de decir por ejemplo: «tal o cual cosa NUNCA ha cambiado, SIEMPRE ha sido así», habría que decir: «PARA MÍ, siempre ha sido de ese modo, o PARA MÍ sí ha cambiado»; y sin importar tu edad, ni si fue ayer que estuviste en contacto con eso de lo que se habla, o si fue hace decenas de años.

Entonces, que quede claro: No por tener mayor edad que otros estás «más autorizado» para confirmar si algo ha cambiado o no.

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¿Se puede probar o desmentir el Efecto Mandela?

 

La respuesta a esa pregunta no es simple… digamos que lo más concreta posible sería: No, el Efecto Mandela no se puede probar… Pero tampoco se puede negar o desmentir… Y de hecho, quizás sea más fácil probarlo que desmentirlo. Ahora una explicación más amplia, a ver si logro mostrar a qué me refiero con eso.

Si recordamos mi definición de un E.M., es cuando te encuentras con algo en la realidad que no coincide con lo que tú recuerdas, y descubrirlo te produce una extraña sensación de incertidumbre, desconcierto, duda, miedo, coraje, tristeza, frustración y algunas cosas más, todo mezclado; a esa sensación es a lo que se le puede llamar un Efecto Mandela, y surge de comparar tus recuerdos con la realidad y ver un cambio.

Voy a ser un poco abogado del Diablo aquí: No hay mejor prueba de algo que la realidad misma, es lo que existe, es lo tangible; mientras que los recuerdos son subjetivos e intangibles. Entonces, si yo por ejemplo digo que una pared es roja, basta con pararme frente a ella para comprobar su color (a menos que sea daltónico, pero digamos que no es el caso); y si al llegar frente a ella veo que es verde, la realidad hace «evidente» que mi recuerdo es «equivocado». Y si al buscar todo lo relacionado con esa pared descubro que nunca ha sido roja, sino que siempre ha sido verde, es aún más «evidente» que mi recuerdo es «incorrecto».

Sí, eso es obvio, y todos los que vivimos el E.M. lo sabemos: nuestros recuerdos no coinciden con la realidad ni con la historia actual. Pero cuando hablamos de probar el E.M. no nos estamos refiriendo a demostrar que tal o cual cosa están cambiadas, porque sabemos que en términos específicos no lo están (en esta realidad siempre han sido así), sino a probar que recordamos las cosas diferentes y que no estamos inventando esos recuerdos.

Y es ahí donde llegamos a un callejón sin salida: no hay forma de probar que yo recuerdo una pared roja; lo puedo asegurar bajo juramento y ser completamente sincero, pero no tengo forma de hacer que tú veas directamente mi recuerdo, todo lo que tengo para demostrarlo es mi palabra, misma que es intangible y hasta se puede considerar poco confiable; así que al compararla con la solidez y lo tangible y evidente de la realidad, no hay más, la realidad manda. Por eso realmente no se puede probar el Efecto Mandela.

Pero -y es aquí donde me quito el traje de Abogado del Diablo y paso a ser el defensor del caso-, pensar que de ese modo se desmiente el fenómeno, es la cosa más estúpida del mundo, porque el no poder demostrar directamente mi recuerdo funciona hacia ambos lados: tú tampoco podrías demostrar que yo no recuerdo algo. Lo único que puedes realmente demostrar es que mi recuerdo no coincide con la realidad, pero eso ya lo sabemos desde el principio así que no sirve de nada. ¿Cómo podrías saber lo que yo recuerdo o lo qué no? ¿Cómo podrías demostrar cuál es el color de la pared en la que estoy pensando cuando digo recordar una pared roja? Dado que no puedes ver directamente mi mente, no tienes forma de saber realmente qué hay en mi memoria, por tanto no puedes asegurar lo que sí recuerdo o lo que no. Es por eso que un Efecto Mandela no se puede negar o desmentir.

Ahora vamos más allá y veamos al E.M. como fenómeno social: ¿Se puede demostrar que esté sucediendo eso de que mucha gente reporte tener recuerdos que no coincidan con la realidad y sientan justamente que su realidad ha sido cambiada? ¡Por supuesto! Basta con ver la enorme cantidad de canales de YouTube que hablan al respecto; en algunos de ellos con cientos de videos llenos de ejemplos de sus propios Efectos Mandela, o los que han recopilado de otros, o que sus seguidores les han enviado. Basta con leer la inmensa cantidad de comentarios que cada uno de esos videos tiene, llenos de historias personales de diversas características. Basta con ver las miles de horas de video invertidas en hablar del tema. Basta con leer los testimonios y opiniones aquí compartidos, tanto en posts como en comentarios. Basta con estudiar las búsquedas y palabras clave de Google para darse cuenta cómo ha ido en crecimiento el interés mundial por este fenómeno.

Por otro lado, ¿se puede negar o desmentir que todo esto de verdad esté sucediendo? En mi opinión, no: Siguiendo la misma lógica, la solidez, lo tangible y evidente de lo que acabo de describir (del tiempo y espacio dedicado a hablar del fenómeno), hace imposible ocultar el hecho de que cientos de miles de personas están viviendo el Efecto Mandela, y que como fenómeno social es 100% real.

¿Cómo se podría desmentir (debunk, le llaman en inglés) el fenómeno por completo? Simple y sencillamente, no se puede. Porque para desmentir el E.M. a nivel social se debe llegar hasta lo particular, lo cual implica negar todos y cada uno de los recuerdos de los cientos de miles de personas que lo viven, y eso, como ya vimos, es imposible. La gente que intenta minimizar y ridiculizar esto, se queda en esa demostración tonta, simplista y sin argumentos profundos de que «la realidad dice que estás equivocado, y por eso te puedo decir que eres un idiota que no sabe nada; yo estoy bien, tú estás mal, y eso comprueba que el Efecto Mandela es una basura».

Entonces, ¿qué sí se puede demostrar? Que los recuerdos de la gente tienen un origen, una justificación, un por qué; que hay elementos en la realidad misma que sí reflejan esos recuerdos y por tanto, que no coinciden con la realidad existente. Y es en ese momento donde el callejón sin salida que representa tratar de demostrar los recuerdos se convierte en una verdadera avenida llena de luz y múltiples salidas, pues es ahí donde aparece en escena el elemento clave de todo el fenómeno: la Evidencia Residual -checa el apartado específico sobre ello si aún no lo has leído-.

Y es que en la mayoría de los casos no sólo es posible encontrar gente que comparte el mismo recuerdo, sino también una buena cantidad de piezas de la realidad que sí se relacionan con ese recuerdo, a lo que llamamos Evidencia Residual, misma que le da total fuerza y validez al E.M. pues no refleja la realidad actual sino esa realidad distinta que varios recordamos. Si yo quiero demostrar que recuerdo una pared roja, sé que no puedo hacer que los demás vean mi recuerdo directamente, pero además de mostrar que hay otras personas que recuerdan lo mismo que yo, hasta con los mismos detalles, buscando lo suficientemente bien podría llegar a encontrar pruebas más o menos directas de esa pared siendo roja: dibujos, comentarios, historias, leyendas y quizás hasta fotografías, todo lo cual no tendría ninguna razón de existir si se supone que esa pared siempre ha sido verde. Al final, para probar o desmentir el Efecto Mandela, hay que investigar a fondo todos y cada uno de los cambios señalados, buscar gente que comparta esos recuerdos y encontrar Evidencia Residual. Si al investigar no encuentras nada ni a nadie, podría ser que ese cambio que alguien señaló sólo lo afecte a él, o quizás incluso podría tener que ver con errores de percepción o mala memoria. Si encuentras poca gente o poca evidencia que lo respalde, ese cambio cobra cierto interés y podría catalogarse como un posible Efecto Mandela. Pero si logras encontrar mucha gente que recuerde lo mismo, así como algo de Evidencia Residual, entonces estarás más cerca de probar lo real de eso que se percibe cambiado.

La mayoría de la gente que habla del E.M. no sólo señala que su recuerdo es distinto, sino que se dedica a buscar y mostrar evidencia que respalde ese recuerdo. En cambio, la gente que trata de desmentir el fenómeno (los debunkers), suelen pasar por alto todas esas pruebas y ni siquiera consideran importante tratar de darle una explicación a la existencia de tantas evidencias; y dado que no pueden desmentir que la gente recuerde algo o no, deberían al menos tratar de explicar clara y objetivamente cómo es posible que existan tantos elementos a lo largo de los años que no coincidan con la realidad y que en cambio sí reflejen los «falsos recuerdos» de muchas personas. Hasta ahora no he visto que nadie intente explicar eso; si acaso lo intentan es con uno o dos efectos simples, y ya con eso, según ellos, han desmentido por completo el fenómeno… Y no, definitivamente no lo consiguen.

En conclusión, no se pueden demostrar ni desmentir los recuerdos; pero sí se puede intentar encontrar un origen o un sustento a esos recuerdos a través de la Evidencia Residual, la cual es tangible y real, por lo que no se puede descartar como un engaño o algo fabricado sólo para justificar el E.M.; entonces -en mi opinión- termina siendo más fácil probar el Efecto Mandela que desmentirlo.

Eso, pensando en alguien que no lo viva, porque la mejor forma de comprobar que el fenómeno existe es esa, experimentarlo; ante eso no hay ningún argumento a favor o en contra que te haga falta: si lo vives aunque sea con un solo cambio que de verdad te llame la atención, tendrás las pruebas suficientes como para saber que es 100% real.

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«¡Qué tontería! ¡Eso no es un Efecto Mandela».

 

Una de las respuestas más comunes que se encuentran al hablar de un cambio es: «No, eso no es un Efecto Mandela» -con muchas variaciones, algunas de las cuales se van al extremo de insultar a quien lo señala y tacharlo de estúpido, ignorante o varias cosas más-.

Como ya lo he explicado, un Efecto Mandela es algo completamente personal e individual, que bien puede ser compartido por otras personas, pero tal vez no sea así; y eso no significa que no se un E.M.

Es decir, si algo es un E.M. para mí, significa justo eso, que para mí, al compararlo con mis propios recuerdos, está diferente; y no hay forma de que nadie sepa realmente cuál es mi recuerdo como para que me diga que no es un E.M. En todo caso, lo que me podrían decir es: «Para mí no lo es, para mí siempre ha sido de la forma en que existe ahora o en esta realidad».

Por tanto, es muy importante tomar esto en cuenta en todos los sentidos:

  • Si yo veo un cambio y lo señalo como un Efecto Mandela, habrá gente que también lo vea cambiado, y gente que lo vea igual que siempre.
  • Si alguien señala un cambio y lo muestra como un Efecto Mandela, puede ser que me identifique con eso, o puede ser que no.
  • En ambos casos, nadie está bien ni está mal, simplemente estamos hablando de diferentes realidades, todas igualmente válidas.
  • PERO -y vale la pena ponerlo con mayúsculas-, eso no es un argumento como para ir señalando que absolutamente todo es un Efecto Mandela y que todo está cambiado, aunque nadie más comparta ninguno de esos recuerdos. Esto debe ser un proceso muy sincero, honesto y responsable. No se vale decir que algo está cambiado sólo por llamar la atención, por generar polémica, porque nadie más lo ha señalado y tratar de ser el único, o por querer hacerse el chistoso. Eso sólo desprestigia el fenómeno y hace ver mal a toda la gente que lo está viviendo. Ya lo he dicho, puede ser muy personal, pero para señalar un cambio hay que verdaderamente vivirlo.
  • Y otra cosa que también es importante: hay que buscar un respaldo a la palabra y los recuerdos, siempre buscar más gente que recuerde lo mismo y tratar de encontrar Evidencia Residual. Eso sin duda te dará mayor credibilidad a los ojos de los demás, y aunque otros no vean un cambio, lo tendrás como sustento. De no encontrar nada, no es que directamente pierda validez lo que digas, pero probablemente hará que los demás lo consideren sólo un posible cambio o incluso un «Falso Efecto Mandela».

Hay que tener bien claro todo esto, porque una vez que te adentras en la investigación del tema, muchas veces encontrarás cosas que serán distintas a tu realidad; y en ocasiones tan distantes que te parecerán una locura o una tontería; pero si la persona que lo señala muestra suficiente evidencia, no deberás burlarte ni tratar de «hacerle ver su error», pues no te quedará más que aceptar esa posibilidad y dejarte sorprender con este increíble fenómeno.

Un mínimo ejemplo para que se entienda. Podría ser que alguien diga que, según sus recuerdos, la capital del país en el que vives era otra ciudad a la que es actualmente; y eso para ti podría sonar como una tontería porque siempre has vivido ahí, y sabes bien que esa ciudad siempre ha sido la capital. Y de pronto, esta persona muestra libros, investigaciones, artículos periodísticos, mercancía, y más cosas en donde se habla de esa otra capital. Es probable que pienses que toda esa gente era muy inculta, que no sabían nada de geografía del mundo y que es una tontería; pero si entiendes el fenómeno y abres un poco tu mente, sabrás que existe la posibilidad de que haya una Dimensión, una Línea de Tiempo, un Universo, donde la capital de tu país sea otra, y que esa Dimensión se haya fusionado con la tuya; y que así como tú recuerdas bien tu capital, tu propia Dimensión, hay otras personas que «provienen» de esa otra Dimensión y por eso recuerdan otra cosa.

Sí, esto sucede con varias cosas, y lograr entender que de alguna manera todos los recuerdos tienen la misma validez es bastante complicado, pero después de un tiempo, lo logras. Sin entrar en polémica, aquí una muestra: para muchas personas, la capital de Brasil era Río de Janeiro; mientras que en esta realidad es Brasilia. Para mí siempre ha sido Brasilia, así lo aprendí desde la infancia, pero he visto suficiente evidencia que respalda esos otros recuerdos, donde Río de Janeiro es señalado como la capital, que no creo que sea sólo una cuestión de sugestión por la imagen de la ciudad (es más popular y atractiva y se queda más fácilmente en la memoria), ni falta de instrucción académica de quienes lo mencionan, ni mucho menos un invento. Simplemente no es algo con lo que me identifico, pero sé que eso proviene de otra Dimensión con la que nos hemos fusionado.

Para mí, este tipo de casos son parte de lo que hace tan fascinante al Efecto Mandela.

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¿Cómo es posible que no hayamos notado antes todos esos cambios?

 

En mi opinión, por 2 razones principales:

  • Por la manera en que funciona el cerebro y lo desatentos que usualmente vamos por el mundo.
  • Porque estos cambios en la realidad se están presentando mucho más común y evidentemente desde hace pocos años, y van en aumento, así que quizás antes podían pasar desapercibidos, pero cada día es más difícil no darse cuenta de ellos.

Usualmente nos mantenemos tan ocupados con las cosas del día a día, que dejamos de prestarle atención a las cosas que nos rodean. Vamos caminando por la calle pensando en nuestros problemas cotidianos o en cualquier tiempo menos el «ahora» (nuestra cabeza está en lo que vamos a hacer, en lo que dejamos de hacer o en lo que recién sucedió); usamos los medios de comunicación como distracción, sin prestarles mucha atención, a veces incluso sólo como compañía; miramos, pero no observamos; oímos, pero no escuchamos.

En fin, estamos muy poco acostumbrados a mantener nuestra atención fuera de lo que consideramos importante (que para cada quien es diferente: la familia, el trabajo, los intereses económicos, las posesiones materiales, etc.). Esto ha condicionado nuestro cerebro para no poder atender varias cosas a la vez y por consiguiente, para no estar siempre en estado de alerta, atento a todo y en todo momento; sino hacer una especie de atención selectiva, omitir la mayoría de los estímulos y sólo centrarse en esas cosas que nos importan.

Entonces, cuando eventualmente nos enfrentamos a un cambio en nuestra realidad, lo más común es que no lo notemos, a menos que dicho cambio se relacione directamente con lo que nos importa. Y si acaso lo notamos, inmediatamente le damos una explicación lógica que nos haga sentir cómodos y tranquilos, pues al cerebro no le gusta estar en estrés, y nos quedamos con esa explicación para poder seguir adelante con nuestras vidas.

Si un día vas por la calle por la que caminas diario desde hace 10 años, y pasas frente a un edificio que no habías visto, lo primero que pasará es que te sorprenderás y sentirás incertidumbre… «¡¿Qué, un edificio?! ¿De dónde salió? Nunca lo había visto… ¿Será que lo acaban de construir? No… no parece, no se ve nuevo». Si eres de espíritu investigador, tal vez te harás muchas más preguntas acerca del edificio, pero la mayoría de la gente seguramente pasaría rápido a la explicación tranquilizadora: «¡Qué curioso, tantos años caminando por aquí y no me había dado cuenta de que ahí estaba, jajaja! Seguramente siempre que paso por aquí, volteo para otro lado o voy pensando otra cosa, y por eso no lo había visto». Y listo, en ese momento esa realidad que percibimos cambiada simplemente se ajusta, se asimila y deja de provocar angustia e incertidumbre.

Muchas veces nos suceden cosas más inexplicables, más sorprendentes y podrían ser más impactantes, y normalmente nos esforzamos al máximo para buscarles una explicación que se ajuste a los parámetros que consideramos lógicos y normales, y si no podemos, solemos hacernos a un lado, olvidarlo, dejarlo atrás y no pensar en ello, por la misma razón: para no poner la mente en estrés. Es muy probable que muchos cambios en la realidad se nos hayan presentado y no los hayamos notado; y es sólo hasta que alguien nos los señala directamente que les ponemos atención, concentramos la mente en ellos y los hacemos parte de nuestras cosas «importantes», y es entonces que podemos verlos.

Y es que este tipo de cambios, de momentos de contacto entre diferentes Dimensiones, de «fallas en la Matrix» han venido sucediendo toda la vida; pero en mi opinión, eran por causas naturales, de forma esporádica, y sólo por instantes. Yo creo que siempre han existido momentos, lugares y situaciones en las que se alinean las frecuencias de vibración de 2 o más Dimensiones, y por algunos instantes era posible tener contacto con ellas y notar algún cambio o alguna anomalía. Pero quizás duraba sólo unos momentos y después se rompía ese vínculo, y cada Dimensión volvía a su lugar, y de no estar presentes en ese lugar y momento, no lo habríamos notado. O si en ese momento algo cambiaba en nuestra realidad, era mínimo, nada radical, y era difícil de notar.

En cambio, con la actividad de los colisionadores de partículas y las computadoras cuánticas esos contactos interdimensionales se han intensificado, y ahora son más frecuentes, más intensos y hasta continuos; por eso los cambios o anomalías que provocan son más grandes y no se pierden sino que permanecen, y por eso no es necesario estar en ese momento y lugar para verlos, y son percibidos más fácilmente. Aunque eso sí, muchas veces aunque están ahí necesitamos que alguien nos los señale para de verdad ponerles atención, o entrar en ese estado de hiper alerta que ya he mencionado.

Y sumado a eso, actualmente tenemos muchas más vías de comunicación, por lo que es más fácil estar enterados de este tipo de cosas, comentarlas e intercambiar puntos de vista. Antes, si notabas algo extraño en la realidad, era prácticamente imposible investigar sobre eso, o difundirlo, y mucho menos comparar experiencias. Hoy en día, con Internet al alcance de millones de personas en todo el mundo, y todos con la posibilidad de compartir información, es bastante más fácil buscar similitudes entre tus propias vivencias y las de otros, hacer comunidades y, en general, darte cuenta de que esas cosas extrañas que te suceden o que percibes en verdad están sucediendo, que no estás loco, y que muchas más personas también las están notando.

Una vez que alguien te muestra el camino dentro del Efecto Mandela te haces más perceptivo, sales de ese estado «automático», comienzas a observar más que a mirar, a escuchar más que a oír, a cuestionar más que a sólo aceptar y recibir, y a prestar atención a todo, hasta que eventualmente descubres por ti mismo cosas en la realidad que no corresponden con tus recuerdos, y así te haces más consciente de tu propio ser y de tu entorno. Y si todos logramos ser así, sin duda cada día seremos mejores y podremos evolucionar a un estado espiritual y de consciencia más elevado.

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¿De qué sirve saber sobre el Efecto Mandela?

 

Todas las personas que hablamos sobre el Efecto Mandela hemos recibido alguna vez esa pregunta: ¿de qué sirve todo esto? Sí, hay cosas inexplicables sucediendo en el mundo; sí, la realidad está cambiando; sí, algunas de mis memorias no coinciden con la realidad; sí, algunas de las cosas que aprendí o que estudié ya no coinciden con lo que supuestamente sucedió… ¿Y luego qué? ¿En qué me afecta si nada de mi vida ha cambiado directamente?

Bueno, puede ser complicado responder eso: si has comprendido el fenómeno, si te has identificado con los cambios señalados, si has tenido también esa sensación de que la realidad que conocías no es la misma que en la que estás ahora, y aún así piensas eso, y no sientes que es lo más increíble que le ha sucedido a la humanidad en toda su historia, y no sientes necesidad de conocer más sobre esto, y no te impacta de tal modo que quieras descubrir hasta dónde podría llegar, y no tienes ese impulso de querer contarle a la gente cercana y ver si también vive el E.M., entonces realmente no hay forma de responder esa pregunta, porque nada de lo que diga podría ser tan atractivo y trascendental como el efecto mismo.

Sin embargo, yo creo que saber que la realidad puede cambiar, que aunque lo parezca nada está escrito, que incluso las cosas más irreales e imposibles pueden en verdad suceder, sí te podría ser útil, y esa información puede jugar a tu favor; pero el cómo utilizarla dependerá de la teoría que quieras adoptar como una explicación al por qué está pasando esto.

  • Si crees en la Teoría de la Asención de la Tierra a un plano superior, es una gran oportunidad para elevar tu frecuencia de vibración y poder ascender junto con ella. Es una señal para comenzar a ser tu mejor yo, estudiar, meditar, estar bien contigo y con los demás, irradiar luz y amor, y así elevar tu frecuencia de vibración.
  • Si lo tuyo es la Teoría de que la Tierra fue Destruida, puedes verlo como una segunda oportunidad; independientemente de quién nos salvó y nos trajo aquí, te ofreció un nuevo inicio, una nueva vida, una oportunidad para hacer las cosas mejor y para hacer todo aquello que en algún momento pensaste en hacer y nunca hiciste. Es un buen momento para desarrollar el agradecimiento, la fraternidad y la unión con los demás.
  • Si te inclinas por la Teoría de la Inmortalidad Cuántica, o piensas que morimos y estamos en una especie de vida después de la vida, entonces es una excelente oportunidad para disfrutar la vida al máximo, para vivir con toda intensidad pues, en el fondo, ya no tendrías nada que perder. Y no estoy fomentando hacer estupideces y arriesgar la vida, porque si de algún modo tenemos esto que podemos llamar vida, debemos estar contentos y agradecidos, y aprovecharla al máximo. Más bien sería como un espacio para tener la vida que quisiste tener antes de estar aquí, pues no sabemos cuánto nos va a durar este plano de existencia, ni a dónde nos dirigiremos después.
  • Si tu explicación es la Teoría de la Realidad Simulada, te habrás dado cuenta del gran poder que tienes en tus manos: si esta vida es una simulación dentro de una computadora que se va construyendo según nuestra observación y nuestras decisiones, entonces puedes hacer que sea exactamente como lo deseas, sólo tienes que crearla. Así que es una maravillosa oportunidad para ser quien quieras ser y hacer lo que quieras hacer, sólo tienes que creerlo y crearlo: visualiza lo que de verdad quieres y generarás que las partículas reaccionen y vibren de la forma que tu quieras, y así podrás de verdad crear la vida que quieras. Pero para eso deberás estar en una alta y equilibrada vibración, lo que implica que seas la mejor versión de ti mismo y desde ahí construyas el mundo que quieras tener a tu alrededor.
  • Si te identificas con la Teoría de la Religión Cristiana, este fenómeno te puede acercar más a Dios y a tu fe. Puede ser un buen momento para reflexionar sobre tu vida y tomarlo como una prueba más para encausar tu existencia de la mejor forma, porque si es un tiempo de preparación para el llamado de Dios, deberás estar listo; y si es una obra del Demonio, deberás dejar que Dios viva en ti tan firmemente que no seas empujado al camino del mal. Así que es el mejor tiempo para incrementar tu fe, fortalecer tu espíritu y estar más cerca de la salvación.
  • O si te sumas a mi Teoría de las Dimensiones Paralelas Mezclándose, habrás comprendido que en la infinitud del Multiverso existen muchas Dimensiones y Universos Paralelos en los que tu vida es exactamente como la deseas, y tienes ahí absolutamente todo eso con lo que sueñas. Entonces, si las realidades se están mezclando, y tú estás conectado con todas tus versiones de ti mismo y puedes comunicarte con ellas por Entrelazamiento Cuántico, puedes sintonizar tu frecuencia de vibración con la de otras Dimensiones y atraer hacia acá eso que deseas, y generar que esa vida que llevas allá se refleje en la realidad en la que ahora estás: piensa, siente y vive en el estado en el que quieres estar, y eso te conectará con esas Dimensiones, y así podrás atraer a ti todo eso que quieres en tu vida. Recuerda que nada es imposible, el Multiverso es infinito, y por eso las posibilidades también lo son.

¿Observas las similitudes aquí? Sí, así es, en cualquier caso, estar consciente del Efecto Mandela puede impulsarte a crecer, a mejorar, a ascender a dimensiones superiores, a incrementar tu frecuencia de vibración, a evolucionar espiritual y cósmicamente; simplemente a ser mejor en cada momento. Y siendo mejor tú, y ayudando a otros a serlo también, elevaremos en conjunto la vibración de la Tierra, del Universo, del Multiverso, y tendremos una existencia cada vez mejor y más feliz.

Eso, como ya lo dije en otro momento, es lo mejor que ha traído este fenómeno: el interés, la fuerza, las ganas y el impulso para crecer como personas, como seres, como especie, como entes Multidimensionales, como energía que todos somos. Para eso sirve saber de estos temas: para vibrar cada vez más alto y cada vez más fuerte.

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