¿Alguna vez viste en alguna calle del Centro Histórico de la Ciudad de México, un espejo de agua que hacía homenaje a los canales que existían en la ciudad?
Esta es la tercera y última parte de esta especie de Trilogía del Efecto Mandela referente a «Los canales de la Ciudad de México». Si no has leído la primera parte, o la segunda parte, ve a esos links, lee esas publicaciones y regresa por favor a leer la conclusión.
Yo soy el primero en asegurar que no saber de algún hecho histórico no lo convierte de inmediato en un Efecto Mandela; podría serlo si de verdad estamos seguros de que eso que no conocíamos sí tendríamos necesariamente que saber, ya sea por nuestra cercanía con el tema, por nuestro interés en él o por alguna circunstancia que haga imposible el no saber de eso.
Y si lo anterior era de alguna forma ligeramente posible –como seguro muchos podrán pensar- que sí hubiera sucedido pero simplemente yo no lo supiera y, por improbable que suene, nunca lo hubiera oído mencionar, con este Efecto Mandela no puede haber esa explicación y es suficiente para convencerme de que el asunto de los canales realmente proviene de otra realidad, porque esto es algo que sí me tocó vivir y definitivamente no fue como ahora existe.
Estando en Facebook vi un día una publicación compartida por el periódico mexicano «El Universal» y de inmediato me sorprendí, se titulaba: “Cuando había canoas en el centro histórico”. Me llamó la atención, pero luego de leer la nota quedé aún más sorprendido por su contenido, y completamente impactado al ver las fotografías. En ese momento sentí que eso no había sucedido en mi realidad y de inmediato y sin ninguna duda se convirtió en un Efecto Mandela para mí. Esta es la nota, para que la leas, y luego la voy comentando.
Antes que nada, contrario al orden en que lo publiqué, esto fue lo primero que supe respecto a los canales, y a partir de aquí me fui a investigar para atrás en el tiempo, hasta llegar a la época de la Conquista. Lo primero que atrapó mi atención fue lo que decía de que en el Centro Histórico había canales por donde circulaban canoas para transporte y comercio. Uno de esos, quizás el principal, era la llamada Acequia Real, que iba de la esquina de Roldán y Corregidora y pasaba junto al actual Palacio Nacional, justamente formada por lo que ahora es esa calle, Corregidora.
Yo no sabía que hubiera canales, tenía entendido que los españoles los habían tapado por completo, ¿cómo era posible que hubiera sobrevivido? Pensé que quizás eran sólo simbólicos, una casi insignificante línea de agua que quizás habían mantenido sin urbanizar, en recuerdo de la antigua ciudad Azteca. Pero justo al principio de la nota viene una comparación entre 2 fotografías, una de 2016 y una de 1870; y en ella se ven canoas circulando, o sea que para esas fechas, finales del siglo XIX, la calle aún era navegable. En ese momento supe que algo raro estaba pasando, eso no había sucedido en mi línea de tiempo.
Me puse a investigar y así llegué a los descubrimientos y las páginas que puse en las primeras 2 partes; y una de las cosas más sorprendentes que descubrí es que supuestamente el Canal de La Viga no sólo fue el último en cerrarse, sino que continúo activo hasta bien entrado el siglo XX, pues se supone que fue cerca de 1930 cuando se trabajo directamente en secarlo, y fue hacia 1940 que se terminó por cerrar definitivamente, y las autoridades sólo conservaron los canales existentes en la zona de Xochimilco, que perduran hasta nuestros días. ¿Te das cuenta? ¡1940! Para ese momento ya había suficiente tecnología como para haber filmado o transmitido por televisión algo del canal, y nunca he visto imágenes del mismo, ni tampoco ninguna referencia.
Pero más allá de todo eso, lo verdaderamente inverosímil es que según la historia de esta realidad, en los 80’s se tuvo la iniciativa de “revivir” ese pasado y entre el Gobierno de la capital y una Fundación decidieron construir espejos de agua para simular los canales que corrían por esas calles, principalmente la Acequia Real. Y en esa nota nos muestran varias fotos impactantes; por ejemplo, una de la calle Corregidora (justamente donde corría la Acequia Real), el tramo que está junto al Palacio Nacional, donde se ve claramente la estructura, con una pequeña barda de piedra a los lados y el espejo de agua al piso. Otra calle donde se colocó un espejo de agua fue la de Alhóndiga, apenas a unas calles del Zócalo, e igualmente vemos varias fotos de ese momento. Al final se señala que dichas estructuras se fueron deteriorando con el tiempo, la falta de cuidado y la falta de mantenimiento, y supuestamente las quitaron a principios de la década pasada, es decir, apenas después del año 2000.
¿Qué? ¡¿Después del año 2000?! Sí, luego de investigar más a fondo, encontré otro artículo donde se habla de todo esto de manera más extensa, pues se hace un recorrido histórico sobre los canales de agua en la Ciudad de México, desde la fundación de Tenochtitlán hasta nuestros días. Es un artículo dentro de una publicación llamada Kilómetro Cero, y se titula «Postales Lacustres», por Patricia Rubalcaba. Aquí un fragmento que vale la pena retomar:
“El proyecto de rescate incluyó, entre 1980 y 1981, excavaciones arqueológicas en un tramo de 260m de la Acequia Real, sobre las calles de Corregidora, desde Pino Suárez hasta Alhóndiga, y luego sobre esta. Esta acequia, la más importante en tiempos prehispánicos, se había cegado por tramos, y se terminó en 1939. Las excavaciones permitieron ubicar el trayecto de la Acequia, y el hallazgo de vestigios de muros, escaleras, embarcaderos y puentes, así como de objetos de todo tipo, tanto prehispánicos como coloniales. Por iniciativa de los arquitectos Pedro Ramírez Vázquez y Vicente Medel, director, y director general de obras en sitios y monumentos de patrimonio cultural, respectivamente, de la entonces Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas, así como del historiador Gastón García Cantú, director del INAH, se decidió restaurar dos tramos de la Acequia, uno en Corregidora, a lo largo del Palacio Nacional, y otro en Alhóndiga. Fotografías del momento muestran un inusitado paisaje urbano con esos dos espejos de agua… En 2004 fueron clausurados nuevamente”.
Entonces se supone que los quitaron para el año ¡2004! Yo para ese momento ya había caminado por ahí muchas veces como para nunca haber notado esos espejos de agua: es completamente imposible no haberlos visto; y lo mismo me comentan varios amigos y familiares que por esas fechas solían visitar el centro con mucha frecuencia. Si entre 1995 y el año 2000 ya tenías más de 15 años, y visitaste el Centro, y caminaste junto al Palacio Nacional, seguramente lo recordarías. ¿Lo viste, lo recuerdas? Pregunta a la gente cercana, que sepas que haya caminado por ahí, a ver si lo recuerda.
A mí definitivamente no me tocó ver eso; he ido al Centro desde niño (con mi papá), y luego por mi cuenta como adolescente (y hasta la fecha), y he caminado por ahí muchas veces; y definitivamente para los 90’s ya tenía la memoria y consciencia suficiente para recordar tales estructuras, pues para esas fechas ya rondaba los 20 años; así que puedo asegurar al 100% que simple y sencillamente esto nunca pasó en mi realidad, sólo sucedió en esta realidad actual en la que estamos, y ahí están las fotos y registros que lo muestran.
De toda la gente a la que he platicado sobre el Efecto Mandela y le he contado de este tema de los canales en la Ciudad de México, casi nadie recuerda que eso haya existido, y es gente que sí suele ir seguido por esa zona; y la verdad es que, de acuerdo con las fotos, sería imposible no ver ese espejo de agua al andar por ahí. Por un momento incluso pensé que quizás las fotos no eran reales, que era un truco y que eso nunca existió, que sólo nos lo quieren hacer creer.
Sin embargo, cuando dije «casi nadie recuerda» justamente me refería a que 1 persona, sólo una, me comentó que sí, recordaba perfectamente estar ahí, sentado en la barda junto al espejo de agua, y sin haber visto las fotos, sólo al preguntarle. Esa sola persona me confirmó que esto era real, que no era una cuestión de fotos arregladas sino de una realidad alterna, una donde nunca se taparon los canales de Tenochtitlán después de la Conquista, lo que derivó en todo esto; y al mismo tiempo, me confirmó mi teoría sobre las distintas realidades mezcladas y sobre que nuestras consciencias vienen de diferentes dimensiones y por eso tenemos distintos recuerdos.
Ahora, esto no estaría completo si no pusiera algo de evidencia residual. Y tenía algo muy bien seleccionado, pero ya no es directamente accesible. Encontré un blog de una chica que se dedica a narrar leyendas mexicanas y entre ellas habla de “La calle de las Canoas”, donde narra la historia de «el único canal de agua que sobrevivió a la Conquista», que llegó más o menos hasta finales de 1800, y era justamente la Acequia Real, por la cual navegaban cientos de canoas y por eso se le quedó el nombre. Pero era una leyenda, porque tenía más de 1 siglo que no era un canal. Esta página lamentablemente ha sido bloqueada sólo a lectores autorizados, y no permite el acceso público -yo salvé el contenido en mi computadora desde que lo encontré, sin embargo, por respeto a la privacidad de la autora, no lo publicaré-, pero aquí te comparto el link por si quieres solicitarle que te permita el acceso (el link abre en una nueva ventana). No sé, quizás notó los cambios y decidió cerrar hasta averiguar qué pasaba; o al difundirse la información que te acabo de mostrar sobre los canales, recibió críticas a sus leyendas diciendo que no tenían sentido.
Pero buscando un poco más allá, encontré esa misma información replicada en otros espacios, y aquí te la comparto para que lo leas.
Como verás, más que una leyenda en términos de fantasía, es toda una narración de la historia de la calle, desde los puentes que la cruzaban, cómo se comenzó a secar por la construcción del monasterio Franciscano, hasta cómo los Condes de Revillagigedo, gobernantes de la Nueva España, la mandaron a secar. Es decir, todo esto no salió de la nada, o de la buena imaginación de esta chica; en realidad hay buenas bases que sustentan esa narración. Aquí te muestro apenas una de ellas, de donde al parecer tomó parte de la información; un libro de leyendas mexicanas que se enfoca en la zona centro y se titula: “Leyendas de la provincia mexicana, zona centro” (el link abre en una nueva ventana), y en él viene justamente mencionada la leyenda de “La calle de las Canoas”.
Lamentablemente, sólo se pueden leer las primeras 3 páginas de esa historia, pero son suficientes para ilustrar el punto:
“Los españoles, tras la conquista, levantaron y trazaron la ciudad a la manera hispana. Muchas de las calles se cegaron, es decir, se secaron; con una excepción, la llamada calle de las Canoas”.
Exactamente así es como yo recuerdo la Historia: los españoles secaron los canales y construyeron la ciudad sobre los mismos; no como existe en esta realidad, donde los canales sobrevivieron hasta el Siglo XX. Y es absurdo que un libro perteneciente a una amplia colección de leyendas mexicanas maneje como leyenda algo que fácilmente se puede comprobar como “históricamente falso” (no puede haber leyendas de los canales, si los canales siguieron activos); como sabes, las leyendas usualmente son “históricamente imposibles de comprobar”; pero en este caso, ¿de dónde pudo salir una «Leyenda de la Calle de las Canoas» si, según esta realidad, habría sido más bien un relato histórico? Si te interesa, aquí puedes comprar el libro y revisar esa y las demás historias.
Ya no me metí a investigar más, pero si buscas información sobre la época de la Colonia, o de las biografías del Primer y Segundo Conde de Revillagigedo, seguramente encontrarás referencias al cierre de la Acequia real desde mediados del 1700, lo que haría imposible que los canales hubieran continuado en uso hasta inicios de 1900. Con todo esto, creo que se entiende claramente cómo es qué estos 3 textos de los canales en la Ciudad de México están relacionados entre sí, y el por qué para mí representaron un gran Efecto Mandela.
¿Alguna vez fuiste al Centro Histórico de la Ciudad de México, entre 1982 y 2004? ¿Caminaste por Corregidora, junto al Palacio Nacional, o por la calle de Alhóndiga? ¿Recuerdas haber visto esos espejos de agua? ¿Fue todo este asunto de los canales un cambio en la realidad para ti, como lo fue para mí?
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Las Dimensiones, Líneas de tiempo o Realidades, se están mezclando;
por eso los recuerdos de cada quien pueden ser distintos,
y ninguno es correcto o incorrecto, todos son igualmente válidos.
Si llegaste directo aquí pero no has leído toda la primera parte del sitio, te recomiendo hacerlo antes de seguir avanzando, para entender al 100% de qué se trata el Efecto Mandela y todos los conceptos relacionados.
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No sabia que existieron, ni había visto fotos, pero si los he soñado, más bien sueño cosas q luego veo. Y lo de la canción de flans la estoy tarareando y la recuerdo de las dos formas.
¡Hola!
Encontré tu artículo por casualidad, navegando en la red buscando fotografías antiguas del Canal Nacional, del Antiguo Canal de La Viga y el Ex-convento de Culhuacán. He de confesar que desde muy temprana edad he sido muy observador de la ciudad, por lo que por diversos motivos he estado atento a sus cambios. Apenas en este año he cumplido cuarenta años, pues nací en 1979 y desde muy temprana edad he recorrido el centro de nuestra gran ciudad. Por lo que puedo asegurarte que esas Acequias existían y de hecho aún hoy existen vestigios de las mismas posterior a la remodelación efectuada a partir del año 2000. Esos vestigios los puedes encontrar en el cruce de la calle de Alhóndiga y Corregidora casi frente a la Casa Cravioto, en donde se puede apreciar un puente y una sección de jardineras que recuerdan el final de la antigua Acequia. De hecho estos canales siguieron en función hasta bien entrado el siglo XX, tal y como lo mencionas en tu artículo pues eran puerta de entrada para los vegetales que llegaban a la ciudad provenientes de Xochimilco.
Lo más bonito de todo este análisis, es el darte cuenta que aún hoy con todo lo negativo que circunda la historia de nuestra ciudad; aún sus calles nos hablan del origen de todas ellas. Imagina que escena más bonita; una serie de trajineras que antes del alba partían de los campos de cultivo en el centro de Xochimilco, enfilándose lentamente una a una para «navegar» lo que hoy es conocido como canal Nacional, posteriormente este toma el nombre de Canal de La Viga y este sigue avanzando hasta el mero corazón de nuestra ciudad por la calle de Roldán para alimentar a la Acequia Real. Innumerables historias se entretejen en el recuerdo de estos canales que hoy siguen existiendo pero que transportan automóviles y gente que en nada se parece a aquella imagen que durante casi cuatrocientos años se mantuvo vigente. Constantemente a los urbanistas y arquitectos se nos menciona que las ciudades hablan el idioma de la historia. Y en nuestro caso el centro histórico es un gran libro abierto que habla del origen que la misma traza urbana tiene. Lamentablemente hay que mencionar que el mexicano promedio no da cuenta del paso del tiempo, no es muy bueno para poner atención a todos aquellos leves cambios que su entorno va generando. Y detalles como la reconstrucción que de estas acequias se hizo en los años ochenta poca gente recuerda.
Yo si las llevo en mi memoria pues era paso obligado casi cada fin de semana, y es el detalle urbano que más extraño desde que el gobierno decidió desaparecer con la construcción de una simple carpeta de concreto. Pero reconozco que si el gobierno efectuó tal hazaña, es por la falta de cuidado que el ciudadano tiene para con su entorno, pues rápidamente después de su termino, adoleció de falta de mantenimiento al cuerpo de agua mismo y si a ello le sumamos la basura generada por incontables personas que a diario circulaban a su alrededor dio como respuesta que pronto se le tapara con tierra y se convirtiera en un jardín más; cuando esto sucedió se le dio mejor mantenimiento a la zona y constantemente podaban y recortaban los setos. Pero a diario cual lucha infructuosa cientos de kilos de basura eran lanzados a la antigua acequia como si de un gran cuenco de basura se tratase y muchos años después dieron como resultado lo que hoy tenemos a la vista, una sombría y gris plancha de concreto que hace que la ciudad cuando menos en esa parte luzca igual que otras calles.
¡Que delicioso hubiese sido conservar y mantener vivas esas acequias!, llenas de restaurantes al estilo francés apostados a su costado, cafés, pequeñas hosterías salpicadas de mesas y plantas que inunden de flores la vista. Más sin embargo tenemos como premio al vendedor sucio y malhablado de memorias USB falsas, o al que vende piratería de diversos tipos. Nuestro gobierno no es perfecto pero en ocasiones ha dado muestra de ofrecer calidad espacial y arquitectónica a sus habitantes. Más estos no han sabido apreciar lo que tiene el potencial suficiente para convertirse en un paisaje idílico.
Me gusto mucho tú artículo pues son estos detalles y esfuerzos que dan carácter al trajín del habitante de la ciudad, pero es tan grande el raudo pasar del tiempo que con gran rapidez olvidamos aquello que nos rodea pues vivimos enajenados y circunscritos en nuestras propias tragedias volviéndose así la ciudad sólo el telón de fondo donde se «actúa» la vida misma.
Me gustaría pensar en realidades alternas tal y como la mencionas, pero no es el caso, hay documentación, cientos de fotografías y mucha información sobre este suceso y otros tantos que se han perdido en la memoria colectiva. Nuestro maravilloso centro histórico que haber conservado esos cuerpos de agua que provenian de Xochimilco le darían un gran carácter y serian escena de muchas más historias para contar. Pero por lo mismo he de mencionar que la batalla que los citadinos tenemos «contra del agua» es una que se ha gestado a lo largo de más de cuatro siglos y solo hasta finales del XIX se pudieron apreciar grandes llanos y que hasta menos de un siglo antes habían sido «pantanos».
Tan es cierto lo que escribo, que Iztapalapa, dónde se asienta la sede delegacional, hasta los años ochenta y poco antes de que se construyera «la Central de Abasto», era zona de chinampas que eran regadas por el canal de Churubusco y del que dependían muchas familias hasta bien entrado los años setenta. Un «Xochimilco» mucho más cercano, y del que todo mundo desconoce. Nuestra realidad ha sido modificada por la codicia, por la sinrazón y la falta de visión de todos los que aquí habitamos. Nada tiene que ver con lineas atemporales o dispares. Es la cruda y neta realidad que nos sobrepasa e incide.
Muchas gracias por tú artículo y espero que pases un excelente día.
Hola. me gusto mucho tu pagina y me gustaria compartirte un ultimo efecto mandela que me paso, aunque este ultimo no me paso solo a mi sino a mucha gente en el mundo
es sobre historia, arqueologia y mas concretamente: La tumba intacta del faraon tutankamon
si usted conoce sobre el tema y ha oido hablar de el seguro que usted ha leido alguna vez QUE SE CUENTA EN LOS LIBROS DE EGIPTOLOGIA Y EN LAS NOTAS DEL FARAON TUT SOBRE QUE «SU TUMBA DEL REY TUTANKAMON HA SIDO LA UNICA TUMBA FARAONICA HALLADA INTACTA Y NO HAY NINGUNA OTRA MAS QUE HALLA SIDO ENCONTRADA INTACTA»
Bueno, hace poco tome un curso de egiptologia, y en una de las clases venia algo extremadamente anormal que me dejo sorprendido y anonadado, en una de las clases el profesor nos conto con fotos y todo que existe otra necropolis faraonica en egipto ademas del valle de los reyes, llamada «tanis» o «mendes» que quedaba mas al norte casi por donde estaba el faro de alejandria, y nos conto con evidencias y todo algo extraordinario y que no deberia ser verdad: resulta QUE EN LA NECROPOLIS DE TANIS SE ENCONTRARON EN LOS AÑOS 40 3 TUMBAS FARAONICAS INTACTAS, INCLUSO MAS QUE LA DEL REY TUT, Y QUE ESAS TUMBAS CONTENIAN TODO EL PAQUETE FARAONICO Y EL AJUAR INTACTOS, SARCOFAGOS, MASCARAS MORTUORIAS, TESOROS, MUEBLES, JOYAS Y TODO ENTERAMENTE INTACTOS
Las tumbas estaban completamente intactas y contenian todo el tesoro real intacto, las tumbas eran de los faraones Psusennes I, Amenemope y Shoshenq II y se hallaron completamente cerradas y conservadas con todos sus tesoros dentro
ahora la pregunta ¿Porque JAMAS se menciono este supuesto hallazgo de esas 3 tumbas intactas y porque tantisimos libros siempre insistieron en que la unica tumba intacta jamas hallada era la de tutankamon???? es acaso que esos libros eran de mi dimension original y ahora entre en otra dimension alterna donde esas tumbas si fueron halladas???
Recuerdo cuando era niño y comenzaba a usar internet me fascinaba todo lo referente al egipto antiguo y las tumbas faraonicas y sus tesoros y que busque 2 veces en internet sobre «tumbas faraonicas intactas con tesoros» y SIEMPRE me salia la del rey tut pero las de tanis JAMAS aparecieron en los resultados, ahora le vuelvo a dar la misma busqueda en google y ahora SI me salen esas tumbas que jamas en mi vida oi hablar ni lei en ningun libro o nota sobre egipto
usted conocia sobre las tumbas de tanis o no habia oido hablar de ellas antes y esta igual que yo???
jamas en mi vida oi hablar sobre tanis ni sobre esos faraones, es mas, siempre que buscaba fotos de sarcofagos egipcios de oro reales jamas me salio uno solo de esos sarcofagos, ahora que lo vuelvo a buscar SI me salen todos ellos, y mucha gente esta igual que yo hasta un foro de egiptologia tuvo una pelea porque varios empezaron a negar que tanis y sus tumbas existieran y que probablemente eran una mentira inventada ya que ningun libro menciono otra tumba intacta a la del rey tut, incluso varios usuarios dijeron lo mismo que yo sobre que no deberian existir esas tumbas y que jamas habian oido hablar nada sobre ellas ni sus descubrimientos en los años 40
Yo sí recuerdo el de a lado de corregidora, pero yo nunca lo ví con agua, solo seco y con basura
Si recuerdo los canales había uno aun lado del palacio nacional en corregidora y otro en alhondiga los recuerdo por que me asomaba en ellos y habia agua puerca con mucha basura
Hola Abraham!
Gracias por compartir tu experiencia personal! La verdad, eres apenas como la tercera persona que me comenta recordar perfectamente los canales, jeje, y eso que lo he platicado con mucha gente que también solía andar por el centro, junto a Palacio Nacional y zonas aledañas. Así que este cambio es de los más interesantes que he descubierto, pues me parece que son de esas cosas imposibles de no ver al caminar y también imposibles de olvidar; y he encontrado gente que claramente recuerda ambas cosas, que estaban y que no estaban.
Y sí, en efecto, se supone que se decidió cerrarlos definitivamente porque eran un verdadero foco de contaminación, llenos de basura y agua sucia, algo que supongo lamentablemente les habría sucedido prácticamente en cualquier dimensión y realidad, jeje.
Saludos y gracias por tu comentario, que enriquece las experiencias de todos!
Hoy 6 de enero de 2018 mas o menos a las 18:35 el mismo video de flans cambio apenas del encanto de tus ojos a el encanto de un tesoro en apenas repetir rl video😱😱😨
Hola Iván, gracias por tu visita!
Para dejarlo claro a los demás lectores, esto tiene que ver con el post que puse sobre la canción «Las mil y una noches», de Flans.
Sí, eso suele pasar dentro del Efecto Mandela. Es un fenómeno tan extraño y complejo, que para muchas personas la realidad cambia de un momento a otro, y no es uniforme: hay gente que señala estar 100% segura de que apenas ayer algo era distinto, y hoy cambió, pero ese mismo cambio ya había observado por otras personas varios meses atrás.
Por eso mucha gente piensa que quizás nuestra consciencia está brincando de una línea de tiempo a otra, y para cada quien sucede en un tiempo muy personal. Es algo muy complejo, pero yo creo que tanto nuestras consciencias como la realidad misma están constantemente fusionándose con sus versiones de otras realidad, de Dimensiones Paralelas; y quizás al tener conocimiento de esto, elevaste tu frecuencia de vibración y tu consciencia respecto al video se conectó con la de esta realidad, y es así que notaste el cambio.
La verdad, quizás nunca sabremos qué está sucediendo o cómo sucede, pero este tipo de experiencias personales son las que le dan mucha validez al Efecto Mandela, así que ¡muchas gracias por compartirla!. Recuerda que nadie puede decirte qué sí recuerdas o qué no, o cuáles son tus propias vivencias; seguramente mucha gente no creería que experimentaste eso y dirían que no pusiste atención o cosas así, pero no dejes que traten de cambiar tu propia consciencia. 😉
Gracias por tu comentario. Cuenta conmigo y con este espacio para seguir compartiendo experiencias. Saludos!